Hoy en día, debido al papel protagónico del conocimiento en los diferentes ámbitos del quehacer social todo profesional necesita reflexionar no sólo sobre su práctica, sino también sobre el conocimiento que posee y/o construye, sobre la naturaleza, el hombre mismo y la sociedad. Desde esta perspectiva, merece especial atención el profesional de la docencia, pues, tradicionalmente, se le asocia con la transmisión de conocimientos. Sin embargo, los cambios económicos, sociales y culturales actuales le exigen ampliar su rol para construir y divulgar conocimiento, no sólo transmitirlo. La divulgación del saber y del conocimiento la realiza fundamentalmente durante el proceso de enseñanza/aprendizaje que implica su práctica pedagógica.
Cabe destacar, que por ser un sujeto epistémico, cada docente tiene un punto de vista distinto sobre la enseñanza. Esta perspectiva particular de cada docente se fundamenta en sus creencias y pensamientos sobre el conocimiento y su generación, confiriéndole su propio estilo de elaboración de saberes y de transmitirlos. Tal elaboración y transmisión la realiza en su práctica pedagógica, práctica regida por intereses cognitivos; hecho que lo confirma como sujeto epistémico. Sin embargo, puede estar o no consciente de tal hecho, tener o no una epistemología ingenua, mientras no ha reflexionado sobre ella. Luego, una reflexión sobre su hacer llevaría al docente a revisar al menos tres posturas epistemológicas, las cuales se presentan a continuación asociadas con la perspectiva de Habermas (1982) y su teoría de los intereses cognitivos.